Cartón, cuerdas, estuco y restos de pinturas que dejaban sin utilizar las alumnas, dieron paso a diferentes composiciones.
Reencuentro
Después de 40 años de la muerte de mi padre en un accidente de tráfico, un familiar nos dice que tiene una película de súper 8 en la que él aparecía con mi madre en el parador de Gredos. Sentí miedo, mucho miedo. Ahora que vuelvo a leer las letras que escribí en aquel momento sigo llorando. Recuerdo que me refugié en el sótano de la casa y les dije a todos que no aparecieran, quería estar a solas con ese padre con el que llevaba soñando tantos años, con ese padre que eché tanto de menos. La tecnología hizo que las imágenes se pudieran pasar a un vídeo con música de tango que era su preferida. Ahora, según escribo estas palabras me veo en un baile, siendo aún una niña, en el que él me transportaba por el aire… y sigo escuchando a Carlos Gardel.
En memoria de mi padre, un hombre que murió muy joven y al que todos quisimos mucho.
Música de tango suena en el corazón, a lo lejos las imágenes de otra vida, parte fundamental de mi vida se mueven con ritmo acompasado, acompañado de imágenes, que siendo también parte de mi vida aún están a mi lado.
La música cierra una gran herida abierta hace tantos años en mi corazón que parecería que fue anterior a mi pequeña existencia.
Una y otra vez la música vuelve a sonar para dejar en mi interior el sabor dulce de las tareas terminadas, cerradas con llave bien engrasada, llave en la mano dispuesta para abrir en cualquier momento y disfrutar de las imágenes de mi corazón.
Manos que se mueven al son de una hermosa música de tango, cara dulce enmarcada por unas grandes gafas, hermosos ojos detrás de los cristales, ojos que captan vida, mirada feliz alrededor de una mesa, gesto dulce de manos apretando un vaso entre los dedos. Beso con sabor a buen vino, vida hermosa ignorante del futuro próximo y frío, vida hermosa alrededor de esa mujer que aún no nos ha dejado y de la que te enorgulleces. Quieres que la cámara capte su hermosa figura y ella se resiste, vergonzosa ante la novedosa técnica del cine mientras tú posas con tanta naturalidad que la cámara y tú os fundís en un abrazo eterno. Abrazo esperado por casi cuarenta años, agazapado detrás del sentimiento, colgado del llanto de niña huérfana, de mujer incompleta, de madre, de obrera (mala obrera de las letras y del color). Imágenes hermosas que hoy me reconcilian con el mundo, un mundo pequeño lleno de cosas en miniatura, mundo sencillo con agua y color y sed de equilibrio que me llega de este tango y de las bellas imágenes que tú, esperando quieto en el celuloide escondido, me acercas. Bellas imágenes repletas de llanto, añoranza, ausencia, amor y que hoy toman forma de verdes y azules, amarillos y negros. Imágenes de sentimientos que ennoblecen la vida y cierran este capítulo eternamente abierto. Hoy, gracias a esta música y gracias a estas imágenes, vuelvo a escribir y vuelvo a sentir el corazón dulce.
Hoy quiero compartir contigo esta alegría que sale por fin del fondo gris y oscuro de la tristeza y la ausencia. Hoy estás a mi lado y eres un ser valioso y hermoso.
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